miércoles, 26 de noviembre de 2008

Un corazón rescatado


Dulce aliento en mi espinazo, susurros embriagadores, fragancias desgarradoras. Corazón sucumbido ante el calor de las llamas. Ser de naturaleza oscura, eres como la luna, mientes para ocultar tu rostro, peor solo hay belleza donde los demás creen ver escombros. Caminando entre zarzales encuentro la respuesta a tu mirada esmeralda que me cautiva y me mantiene hechizada.
Cara de luna me deleitas simplemente con tu existencia y me arrojas a los fosos donde las preguntas y las respuestas son velos de seda. Destripado corazón que ya no esconde nada en su interior, misterios resueltos por los hilos del titiritero viejo, secretos acabados por la fuerza de las espinas que nos han abrazado. Soledad marchita, no queda más que una humilde poetisa, esclava de la musa olvidada, solo recuerda, que jamás fue evocada. Pequeño lector cuya mirad a pulso se mantiene, tus jóvenes caricias a una piel que parecía muerta se adhieren.


Yo, ser inconsciente y pertubardo, pues todo mi cuerpo, de tus labios son esclavos.

jueves, 20 de noviembre de 2008

El Jardín de las amapolas...


Cisne con alas de libertad, ¿qué te atrajo del jardín de las amapolas?, es un lugar triste y nada queda salvo la seda roja. Triste cisne de mirada horrorizada, ¿Qué descubriste en la ciudad caída de la flor amada? Querida criatura de pureza dolorosa, tus alas son grises ya no son brillantes. Querido símbolo de paz y felicidad, ¿Qué fue lo que descubriste en aquel lugar? Mis ojos y mi pensamiento quedaron cautivos por un ser extinto, necesitaba descubrir la verdad. Pero tras ver la seda carmín convertida en ríos de ira derramada, me arrepentí de cada paso andado, y de cada pensamiento desperdiciado. Que tragedia descubrir que no existen las flores de la seda codiciada, que todo es una ilusión, y la cruda realidad, es tan triste y atroz como la peor novela de terror. Una batalla perdida, eso era, donde los héroes siempre son los que ya no respiran…

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Tu recuerdo...


Oscuro señor de pelo azabache, principie de mis lamentos, han pasado los siglos y aun te recuerdo, mi corazón congelado ya no late, pero mis ojos mantienes vivo el recuerdo de un ser que ya no es más que ceniza, musgo y cemento.

Mucho tiempo ha pasado quizás demasiado, y donde un corazón roto debería tener un recuerdo, ya no es nada, solo eso, Nada. Y aunque le duela no puede recordar porque entonces el eco de muerte volverá a su espiral.

La rosa marchita solo quiere deshacerse de los pétalos y las espinas que la castigan día tras día, año tras año, pero cada vez que o intenta, su corazón se rompe y sus ojos se hunden en una oscuridad tan profunda que sacarlos de ella significaría arrebatarlos de su débil estructura, de sus inertes cuencas….

Oscuro príncipe me enamoraste, y en tu embrujo sigo cautiva, pues no puedo recordarte sin romperme y no puedo olvidarte sin morirme

Como puedes estar en un rincón tan profundo sin siquiera haberme acariciado, como puede un recuerdo hacerme tanto daño, como puede tu mirada seguirme a todos lados, y como por mucho que pasan las estaciones, y por más que crea haberte olvidado, siempre vuelves a recordarme que m corazón te l has quedado…

Nada es lo único que existe cuando un marchito corazón intenta respirar. No se puede pedir más pues el pobre ya no se puede alzar. Maldito príncipe de las tiniebla me arrebataste hasta la última gota de sangre que podía bombear, me absorbiste hasta el último pedacito que me quedaba de humanidad, y desde tan lejos pudiste contemplar mi expirar…