miércoles, 28 de enero de 2009

Sobre el diván....

Hola querida nostalgia, hola mi amada melancolía, me abrazáis y me hacéis caer en una espiral autodestructiva y aunque parezca increíble me siento agradecida. Marcel Proust consideró todos sus años felices la mayor pérdida de tiempo, solo aprendió de su sufrimiento y arrepentimiento. Quizás las musas hayan oído mis plegarias, quizás mi mundo acabado ha resurgido y me susurra al oído.

Cuando al fin encuentro un camino en mi perdido destino, cuando el amor llama a mi puerta y le dejo pasar, los problemas vuelven a comenzar sentimientos rotos en recuerdos de otros. Una criatura inesperada llamó a mi ventana y le dejé pasar, a escondidas, a hurtadillas, nadie lo sabe, tan solo mi pesar. Y así lucho contra una realidad imposible, viviendo "feliz" la realidad hiriente, y aunque durante el día no pienso en ello, al caer la noche la musa hace su efecto.

Un manto de estrellas asoma en mi dormitorio y la luna, la mayor amante y nostálgica de todas me recuerda su amor imposible y me anima a que comience a escribir líneas d amores prohibidos y recuerdos malditos.

Corazones divididos por sentimientos confusos, etéreos, irreales, solo productos de los más profundos sueños. Sueños donde los barcos se hunden y recrean historias que solo creímos narradas, pero que por el contrario corresponden a realidades olvidadas.

Transportada en el tiempo me siento en un diván donde los sentimientos se apoderan de mi cuerpo y de mi alma, me corrompen y me embriagan. Maldita criatura en la que me he visto convertida, encorsetada y amante prohibida. Dime que leyendas cuentas bajo historias que una vez amaron y verdades que son la sombra del pasado...


El diván se mece bajo la luz de la luna y yo dama en una época donde el tobillo era carne privada y las muñecas un regalo de la amada, camino triste y solitaria bajo una luz tenue y casi oscura, pero a la vez plateada y soñadora.

Un universo sumido en caóticas historias y macabras batallas, un universo donde se retaban por la mujer deseada... Y es en esa época donde la tez blanca asoma por encima de mis cortes y un lunar en el cuello marca la línea a seguir por el deseo...

Gritos agónicos y ahogados, gritos afónicos y desesperados, gritos que solo mi mente se atreve a destapar, pero que mi boca jamás articulará. Envuelta en lágrimas recorro el sendero marcado por la señora plateada, que solo me indica un lugar.

La tenue luz se apaga, las nubes lo ocultan todo, y el silbido de un viento corrupto me indican que he llegado, es extraño el paradero que me han indicado, supongo que es el destino de quien se atreve a soñar con el pasado, es el destino de quien se atreve a amar al ser destrozado.

Si es un buen lugar para reposar, y así soñando con un mundo que no existe mis lágrimas se secaban en una piel muerta, en una piel que adquirió apariencia marfil. Una piel que descansaba ahora bajo un manto de cristal, un manto tan blanco y puro que solo mi sangre derramada se atrevió a mancillarlo. Solo mi sangre derramada volvió al gélido manto de color carmín y a mi triste alma de color gris...

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