miércoles, 3 de junio de 2009

Esperanza...


Amada esperanza
Eres como la querida libertad en la revolución francesa
Como la piedra filosofal para los alquimistas
Como dios para los creyentes
Eres fuente de deseo y añoranza, el motivo por el que las personas se levantan de la cama.
Eres la mujer más deseada por toda la humanidad, independientemente del tamaño de tus senos, de la belleza que puedan residir en tus curvas, de lo milagrosos que sean tus ojos, o de lo carnosos que puedan llegar a ser tus labios, nadie piensa en ello, y a nadie le importa. Te aman tanto, te idealizan hasta tal nivel, que las estrellas y la inmensidad del firmamento son apenas un suspiro para los mortales, comparados con tu presencia en sus vidas.
Pero lejos de tu imagen angelical es la cruda realidad la que ocultas a los ingenuos tras tu red de mentiras tejida con tanta maestría y delicadeza que nos hace llegar a un trance comatoso sin poder ver venir tus verdaderas intenciones… Hasta que es demasiado tarde y ya no podemos amar a nadie más.

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