martes, 14 de julio de 2009

Desequilibrio en la tierra marfil

























El simple respirar de tu corazón lamentoso, me hace querer despertar de sueños eternos y rodeados de ciudades color marfil y cristal. Pero no puedo escuchar el llanto de tus labios ni el sollozo de tus ojos carmesí.
Recuerdo el baile bajo la luz encandilada de flores purpúreas que en una suave caricia de seda rozaban con sus pétalos tus cálidos senos. Y sueño una vez más con ese aullar que destapa sentimientos ocultos de un corazón de caramelo, dulce y doloroso a los dientes.
Recuerdo el sueño de un llanto ahogado, un sueño que se volvió en pesadilla al descubrir que era real cuando tus labios se tornaron sabor a muerte y tu voz sucumbió en un grito agónico, destruyendo la ciudad marfil. Una mirada cual témpano que me robó el alma.
Dime muñeca rota ahora sin alma, sin corazón, sin esperanzas ni sueños, dime muñeca, como es una vida donde todo ha acabado. ¿Cómo es una vida vacía en la que nada puedes observar?
Ahora solo se repite una y mil veces hasta la eternidad ese último recuerdo donde exhalaste hasta el último trocito del alma de quien te amo, y no obtuvo.

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