sábado, 6 de septiembre de 2008

Crónicas de una Renacida (I)


Y sin esperanza de nuevo la espiral se accionaba, una espiral de la que estaba harta de formar parte. Añoraba un mundo donde existiesen los dragones más allá de la ficción, donde se pudiese cantar en mitad de la noche, donde estar rodeada de personas significase encontrar un hogar. Marchita estaba la vida que me rodea incluso la mía propia. Soledad era mi única compañera, ser que no respondía a mis gritos, ser que no reaccionaba si yo sangraba, ser que ni se inmutaba cuando lloraba. Una vida sin felicidad sin risas ni alegrías. Pues las personas solo se importan a si mismas, solo te ayudan cuando creen que podrán extirparte el corazón u otra parte de ti, es tan triste, es tan cruel… En tan solo un día tuve todos esos sentimientos, y descubrí así la cruda realidad. Entonces, ¿cómo sería toda una vida sintiéndose así?... Es tan injusto, quizás lo mejor sea que me acompañen… Todos…

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